Santiago, Octubre de 2012
A IOF.
Ya no recuerdo cuantas veces has preguntado sobre qué ocurre conmigo, tampoco recuerdo cuantas veces te he contestado diciendo que nada sucede y trato de poner mi mejor cara de que todo está perfectamente bien; lo que en verdad se aleja mucho de la realidad porque ocurre mucho y a la vez nada. Creí que si en este tiempo no fui capaz de decírtelo en persona podría intentar escribirlo, ya sabes, desahogarme de alguna manera u otra, haciendo eco de esa nostalgia inherente en mi persona y de la cual casi todo el mundo se queja porque la sobre valoran.
Hoy he comenzado varias cartas como esta, por tanto no te sientas tan halagado de recibir este papel mecanografiado; quizás sólo un poco.
Recuerdo que un día tuvimos una charla en la que mencioné que había que dejar de pensar tanto las cosas, que había dejado de pensarlas por mi parte y que quizás tu debías de hacer lo mismo. Supongo que te mentí, sobretodo cuando dije que estaba dando resultado. Lo único que conseguí en todo este tiempo fue confusión, más de la propia a la que estaba costumbrada mi cabeza. Lo intenté, es cierto que lo intenté pero nada de eso resultó jamás. Pienso, pienso todo el maldito día, a cada instante escapándose de mis manos en diversas ocasiones y creo que me comprenderás cuando te digo que eso me enfurece. Súmale todas esas cosas banales e insignificantes que hacen que nuestra existencia sea menos llevadera.
No es que me queje de la vida, no me malinterpretes puesto que ya pase por esa etapa en que todo el mundo me parece que fuesen nada y en que creo que la vida no es más que una mierda y que soy la persona más infeliz del universo. Todo ello ya lo supere hace mucho tiempo; aunque algunos no lo crean, no es que considere que la vida es injusta ni mucho menos, porque hace tiempo que he aceptado la posible existencia del azar y yo creo que de verdad me he dejado ganar por él. La cosa es que creo que de todas las veces que me has preguntado si estoy bien o qué es lo que me ocurre, siento que sinceramente he querido contestarte más que un simple "nada", ya sabes, no es algo que vas comentando con cualquiera, no le dices a quien sea por qué lloras sin motivos aparentes ni le dices por qué en varios momentos del día tu mente se queda en blanco debido a la gran cantidad de pensamientos que chocan entre si justo en ese preciso instante sin conseguir que ninguno se materialice.
Yo creo que tu eres una de esas personas a las que podría contarle todo esto y al mismo tiempo algo me impide hacerlo. No es un problema de confianza, creo que eres una persona maravillosa, pero hay algo más allá de lo que puedo llegar a suponer que me dice que tu no eres a quien yo debo recurrir. Así que supongo que es ese pequeño presentimiento, por esa inexplicable razón que te miento mirando a los ojos y te digo que todo esta bien.
Porque tampoco es que esté mal, escandalosamente mal.
Creo que más bien, todo está igual. Sin respuestas, sin explicaciones, con bastante angustia a ciertas horas y casi sin esperanza o más bien, sin visualización del futuro.
Si te soy sincera, pienso que lo anterior es en verdad parte de mi vida, nos ería yo si no tuviese estas constantes turbulencias. Es parte de mi esenia y siempre ha sido así, al menos desde que me convertí en un ser humano independiente de pensamiento; ahora pregúntame si he aprendido a vivir con ello, supongo que ese es el problema.______________________________________________________
Hace meses escribí esto y lo encontré por ahí. Ha llamado mucho mi atención porque es una carta inconclusa y sé muy bien el motivo por el cual la estaba escribiendo. No obstante, al momento de encontrarla sólo una frase iluminó rápidamente mi cabeza y se quedó dando vueltas durante un buen rato.
Encontrar cartas del año pasado que escribiste y jamás entregaste. Darte cuenta que fue mejor no haberlo hecho.
Muy pocas veces, por seguir mis instintos negativos, mi actuar termina siendo el correcto. En este caso, deje que mi orgullo, cobardía y vergüenza se apoderaran de mi y no fui capaz de abrirme con esta persona, de confiar o simplemente entregarle la carta. Fue mejor que no ocurriese, porque después de todo ese presentimiento se hizo realidad, no era alguien de esos que se quedan para toda la vida o gran parte de ella, con sus letras como deben ser, no era verdaderamente un amigo, si no sólo un capitulo el cual ya cerré o eso al menos espero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario