Y siento que en realidad no ha pasado nada.
Siempre he creído que la mala suerte en mi vida era una hecho absoluto, pero en algún momento el mundo, el karma, el destino o sea lo que sea me dieron un vuelco y hasta todas esas cosas que habían sido determinantes en mi vida, en mi estado de ánimo se esfumaron; sí, así de simple, como un paff.
Yo fui feliz.
Luego volví a ser infeliz por un tiempo y no me importó como antes, porque en el fondo seguía siendo feliz. Logré asumir todas las cosas que antes me hacían mal como meras cosas de la vida, cosas que podía separar, desechar, solucionar. Seguía siendo esa persona tendiente a lo depresivo pero ya no me lamentaba por ello, porque estaba viendo esa luz clarificadora en mi camino. Estaba siguiendo un camino por mucho que los traumas de la vida me siguieran asechando.
Estaba viviendo.
Estaba viviendo bien y tambien estaba viviendo mal. Y era capaz de soportarlo. Me estaba convirtiendo en ello que siempre había repudiado en cierto sentido: Estaba siendo parte directa y testigo a la vez de mi propia metamorfosis. Me estaba convirtiendo en alguien feliz, en alguien optimista y no me molestó.
No me molestó.
Lo añoro.
Quiero volver a esos meses de constancia emocional, quiero volver a sentirme bien. Quiero volver y ser capaz de vivir con mi verdadera esencia y esa persona que fui en completa armonía.
Quiero dejar de sentir esta tristeza. Esta verdadera tristeza que ingenuamente pensé antes haber sentido. Hoy sé que nunca antes había estado tan angustiada en mi vida.
Tan solo todo ha sido siempre una mentira, tan solo sé que hoy más que nunca porto una careta que no sé como quitarme de encima.
No quiero llorar más a escondidas.
Por mi bien, por el tuyo.