Es el destino, escribió él rápidamente. Antonela esbozó esa sonrisa idiota y tras leves segundos tecleó rápidamente lo más estúpido que se le ocurrió.
Ella podría haberle coqueteado, haberle seguido el juego, pero no. Va y le corta el rollo.
A veces Antonela me da tanta risa como lastima. Quizás debería conseguirle unas clases de asesoria para futuras relaciones amorosas.
de todas formas, realmente habrá sido el destino?, es decir, Antonela jamás se encuentra con nadie en la calle ni mucho menos después de hablar sobre esa persona, sobre lo que pensaba de él y sobre la incipiente atracción que comenzaba a sentir. Puede que de verdad haya sido el destino.
¿De verdad él cree que fue obra del destino? Yo no estoy muy segura de que él lo crea fehacientemente, ya me imagino lo que ha de pensar Antonela. de seguro no piensa nada.
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