28 de mayo de 2014

Me han matado, en todos los sentidos.

Me han matado, él lo ha hecho.
Él y él. 
Ellos. Incluso también ella.
Todo el mundo.

Caigo tan seguido últimamente que incluso hasta me da miedo.

Y aun así creo que no se creado la bala que pueda matarme, ellos solo se aseguran de dejarme en coma un momento para luego volver a atacar. 

Y es en este momento cuando todas las canciones me recuerdan a él. Cuando deseo no volver a hablarle a él y cuando no siento más que odio por ella. 

27 de mayo de 2014

Yo quisiera estúpidamente

Y en momentos como estos es cuando yo quisiera...

Estúpidamente, muy estúpidamente,

Tener y tenerle en Facebook.

No sé si reír o llorar.

26 de mayo de 2014

Pareciera ser que

Me he ilusionado demasiado, más de lo que quise en un principio. Me he ilusionado y ahora pareciera que me tienes en tus manos. 

23 de mayo de 2014

Demasiada coincidencia, demasiada.

Parece obra del destino. Eso es lo que él dijo. Y sea o no obra de los astros ya comienzo a inquietarme porque él simplemente no sale de mi cabeza. ¡Lo odio por ello!, debería odiarme más a mi misma. Aún así, fue una día casi perfecto. Es impresionante como una persona influye tanto como para que tu seas capaz de catalogar tu propio día de casi perfecto. Es que de verdad es demasiada la coincidencia, encontrármelo allí o en el sitio que fuera, si al final el lugar físico es lo de menos. De verdad me gustaría que fuera obra de los astros, espero que esta vez no estén en mi contra.

¿De verdad lo piensas?

Es el destino, escribió él rápidamente. Antonela esbozó esa sonrisa idiota y tras leves segundos tecleó rápidamente lo más estúpido que se le ocurrió. 

Ella podría haberle coqueteado, haberle seguido el juego, pero no. Va y le corta el rollo.

A veces Antonela me da tanta risa como lastima. Quizás debería conseguirle unas clases de asesoria para futuras relaciones amorosas. 

de todas formas, realmente habrá sido el destino?, es decir, Antonela jamás se encuentra con nadie en la calle ni mucho menos después de hablar sobre esa persona, sobre lo que pensaba de él y sobre la incipiente atracción que comenzaba a sentir. Puede que de verdad haya sido el destino. 

¿De verdad él cree que fue obra del destino? Yo no estoy muy segura de que él lo crea fehacientemente, ya me imagino lo que ha de pensar Antonela. de seguro no piensa nada. 

22 de mayo de 2014

4. Equilibrio

Las bastallas fueron inminentes y desgarradoras. Podría haber caído en combate pero al parecer el destino se las arreglo para darme la fortaleza y la templanzanecesarias. Supongo que mis instintos más animalisticos salieron flote porque la sangre que emano de aquella lucha infernal en más de una ocasión me hizo entrar en frenesís, me sacie a más no poder y volví a renacer como la bestia que fui desde que tenía conocimiento. 

Nadie podía recriminarme nada, después de todo no era más que una aberración y resultado de la codicia humana, de los propios seres mágicos que no se habían conformado con el poder que la naturaleza ya les había otorgado.

Reconocí a lo lejos al joven Eric, casi moribundo. El en alguna oportunidad había sido un humano y aquello no estaba lejos de la realidad actual, llevaba muy poco tiempo como nosotros, como los demás. Pero tenía un buen futuro por delante y ahora era libre de vivir entre la justa armonía que su raza podía ofrecerle hasta que alguien más llegara a perturbarla, pero estaba segura que para ese entonces él ya no me necesitaría.

Le sentí aproximarse; el último intento de Akios por asesinar a quien era una especie de sobrino; si asesinaba a Eric estaba claro que él sería quien tendría el trono que tanto anhelaban todos los de su especie. Allí me di la vuelta y ambos nos guiamos en una lucha campal, de eternos minutos y sin contemplación alguna, sin sutilezas; ambos anhelábamos tanto la muerte del otro que incluso podía hasta sentirse en el ambiente el odio que nos profesábamos. De no ser porque estábamos heridos tras días de intensa guerra, habríamos durado más en esa lucha individual. Entonces y sin apegos ni remordimientos lo partí en tres, terminando con su vida para siempre. 

Esa fue mi ultima contribución antes de caer rendida al suelo. Mis ojos se cerraron recordandoles a todos quienes había conocido durante este tiempo. 

Las criaturas fueron retornando a sus hogares después de sopesar las bajas, después de asimilar quienes habían sido vencedores y quiénes no. Otros tomaban a los prisioneros y liberaban a los suyos, así se torno aquella vieja tierra de sabiduría, que en menos de dos años había visto las dos guerras mágicas más poderosas de toda la historia. Eric cedió su trono a una vampiresa poderosa y justa que había luchado a su lado, él claramente no se sentía capacitado física ni emocionalmente respecto de esta vida mágica. Pero aquella vampiresa se comprometió a estar a su lado eternamente hasta el día en que él estuviese listo para reclamar su lugar. 

Eric me pidió que no me fuera, como dedujo que haría, ahora que todo había regresado a la normalidad; sin embargo, no le respondí más que con una leve sonrisa fraternal. El sabía, que yo jamás dejaría de ser un ser errante, porque si bien podría estar en paz conmigo misma, no había un lugar que me destinara a asentarme, si estaba condenada a vivir eternamente al menos debía ser con propósitos y esos sólo los hallaría buscando cualquier cosa, tal y como había conseguido sobrevivir hasta ahora, por lo pronto, sólo necesitaba alejarme de lo que tantos lasos extraños me había provocado; lealtad, compañerismo, protección, había aceptado internamente que era capaz de sentir, pero no por eso quería seguir ligándome a lo que podía llevarme a la perdición, no al menos ahora que sentía que mi última misión se había completado al fin, ya que entonces podría descansar internamente, hasta que el destino se compadeciera y me dejara cerrar los ojos para siempre.

Liquidez

Cuando el mar y la mar se enamoraron
nació un delfín con la sonrisa puesta
y en lo oscuro más hondo de la noche
creció con un extraño resplandor

cuando el mar y la mar se separaron
el delfín se asomó a la superficie
y poco acostumbrado al abandono
contó su breve historia a las anguilas

se fue el mar hacia el norte en busca de algo
la mar hundió en el sur sus languideces
y el huérfano delfín contrajo el vicio
de asomarse al calvario de los hombres.

3. Verdad

La celebración parecía ir a normalidad. De entre los invitados había un grupo bastante pluralista de razas, unos más sospechosos que otros e interesantes, hasta que el rostro de mi objetivo apareció frente a mis ojos. Le seguí cautelosamente y no obstante ello él se percató de mi presencia. Fui ingenua al considerar que él me diría así como así lo que sabía sobre mi raza y entonces el caos comenzó a desatarse. En un segundo me vi obligada a ser parte de un bando, me vi obligada a elegir un bando de los que en realidad no sabía nada. 
Claramente mis intereses debían ser salvaguardados. 

Allí se planeaba una revolución en contra de la realeza y si aquel rey era derrotado,entonces la gran pista se esfumaría de mis dedos; hicimos un trato, yo le ayudaría a cambio de la información. 

Fue una extensa batalla y poco a poco descubrí mi existencia, de cómo una criatura de la misma naturaleza que yo había escapado con la ayuda de una pareja de esclavos humanos a cambio de salvar a su pequeño hijo hechicero, llevándome como prueba invaluable de nuestra existencia. Ella abandonó en los bosques al recién nacido y convivimos ambas por años, ella como mi maestra pensando que con nuestra naturaleza única tendríamos lo que quisiéramos; un día las diferencias se hicieron notorias, por alguna extraña razón yo no pude seguir sus anhelos y ella al parecer lo supo; después de una pelea con un grupo de lobos ella simplemente me abandonó.

Aquel sujeto fue el clavo para que yo recordase todo y terminó siendo un gran camarada. Luché junto a él, confié en más de una ocasión en sus palabras, incluso más, nuestras mentes terminaron en una extraña conexión que jamás se esfumó, pero que fuimos capaces con el tiempo de hacer como si  no existiese. 

Hace años que no intento saber que piensa, aunque reconozco que a veces extraños sentimientos me invaden y sé que no son míos. Resulta extraño que logre sentir, considerando que luego de aquellos días en aquellas ruinas encantadas yo descubrí no ser más que un ser nacido gracias a la magia negra, un experimento del cual era el único vestigio sobreviviente. No era más que una reliquia.  

Recordé todo lo sucedido cuando la profecía estalló y cuando decidí luchar por la causa que al momento de mi creación me habían impuesto destruir. Así mi compañero de lucha acepto su derrota y con un leve movimiento de cabezas nos despedimos sin más. No estábamos destinados a seguir un contacto siquiera como amigos, ambos éramos demasiado egoístas y solitarios como para cambiar nuestra forma de vida, sobre todo considerando que ninguno de los dos iba jamás a conseguir lo que quería.

Talbot me encontró allí, moribunda, como muchas veces antes. Había descubierto la verdad sobre el asesinato de su hermana y yo no me sorprendí por eso; estaba agotada y por primera vez maldecía la eternidad de la que gozaba. Él tampoco fue capaz de cuestionarme demasiado, simplemente me llevó con él, y dijo que esperaría hasta que yo consiguiese aceptarme junto con mi pasado.

Nuestra paz duró algún tiempo hasta que fue traicionado por su propio clan y asesinado a sangre fría; querían su trono y para ello aún quedaba un obstáculo, su nieto, a quien hacía poco más de un año él mismo había convertido. 

Yo pensaba que definitivamente mi existencia no estaba ligada a la felicidad o algo similar, pero entonces comprendí que aunque hubiese sido parte de un mero experimento no podía rendirme en mi búsqueda de lo contrario nada quedaría. Decidí ayudar al joven vampiro Eric, porque Talbot lo hubiera querido de ese modo y porque sus hermanos, jamás me habían caído bien.Los iba a matar uno a uno, por Talbot, por Eric, por mí. 

2. Independencia

Talbot el vampiro decidió convertirse en mi compañero de viaje. Eramos completamente opuestos pero yo en algún momento comencé a necesitarle. Él a diferencia mía huía de su origen y de su destino. 
Intentó en un principio llevarme con los suyos pero no conseguí adaptarme así como ellos tampoco consiguieron adaptarse a mí; Talbot parecía ser siempre el único capaz de soportarme. 

Si bien tardé en confiar en él cierta dependencia comenzó a formarse en mi ser respecto de su persona, fue un alivio cuando se marchó conmigo. Él me instruyó por años sobre el actual mundo en que nos encontrábamos; descubrí que la sangre me saciaba más que el alimento convencional y entonces los frenesís disminuyeron; aprendí a controlar mi fuerza de voluntad, mis habilidades y la lucha; si queríamos sobrevivir en el mundo actual debías ser un guerrero. Talbot lo era y yo también. Era nuestra naturaleza. La guerra, la lucha, la violencia; todo estaba inherente en nosotros. 

No obstante había algo. Talbot a pesar de ser un hombre muy fuerte sabía que yo le superaría en un enfrentamiento, yo también lo sabía y es por ello que sentía miedo de lastimarlo, como aquellas veces en que mi temperamento y frustración me dominaban y perdía el control de mis actos; yo no podía distinguirle como mi aliado en esos momentos y mi compañía sólo le llevaría a un fatal destino. 

Por ello, cuando me pidió por segunda vez que me uniera a su clan me rehusé, por su propio bien. Había aprendido todo gracias a su compañía, incluso sobre sentimientos, supe que le amaba cuando decidí poner su vida antes de lo que yo deseaba, cuando decidí que él debía encontrar su paz y felicidad y para ello debía de alejarse de mi porque yo no sería capaz de mantenerme en ignorancia, ni siquiera por amor. 

Entonces me fui de su lado.   

En occidente descubrí sobre los elfos oscuros. Mi procedencia parecía ligarse a la de ellos pero nada podía confirmar mis sospechas. Talbot era insistente, él pensaba que no me daría cuenta de su seguimiento aquellos años, pero lo cierto es que siempre lo supe; siempre supe que me mantenía vigilada. Por ello no me sorprendió el hecho de que me encontrará tras esa infernal lucha con los ogros. Me tomó moribunda entre sus brazos y aún así yo era capaz de rechazarle sabiendo que muy pronto necesitaría de su ayuda, porque en ese entonces había una pista significativa, la que por una extraña razón me llevaría a la verdad. 

La coronación de una joven bruja, el nombre de un antiguo rey. Sabía que llegar sería fácil pero tranzar por la información era otra historia. Lo primero era lograr alejar a Talbot, no podía arriesgarlo a lo que me esperaba aquella noche; él simplemente debía seguir su camino desligado de mí y entones le pedí que no me buscara ni me siguiera a lo que él se rehusó. No sé si fue cosa del destino o una simple coincidencia, pero la excusa perfecta para alejarle llegó. 

La muerte de una de sus hermanas y las calumnias de los otros de que había sido mi culpa fueron suficientes como para que Talbot quedara anonadado por un par de horas. 

Por un momento fui una asesina en la mente de Talbot y por mucho que yo quisiera protegerle, sabía que aquella decisión lo dañaría considerablemente pero no podía flaquear, por que lo principal era descubrir la verdad sobre mi vida y también mantener la seguridad de él. 

Entonces aproveché su ira para marcharme, con un extraño sentimiento que podía catalogarse como tristeza, porque muy en el fondo yo sabía que aquella respuesta que encontrase en aquel castillo, no sería una buena respuesta.

21 de mayo de 2014

1. Nacimiento

Desperté con el sentir de la lluvia sobre mi cuerpo. Las gotas de agua dulce recorrían cada parte de mi ser y enjuagaban la sangre que emanaba de mis heridas; yo podía sentirla brotar de mi interior, de mi boca, de mis manos; podía olerla. No veía más que oscuridad y aún así podía sentir que era sangre; mi sangre. 

Inconscientemente mi mente se concentró en el único recuerdo latente, no sabía que era un recuerdo. No podía abrir los ojos por temor a que esa sucesión de imágenes de pronto representaran la realidad. No me atreví a abrir los ojos. Gritos, muchos gritos se escuchaban y sólo un resplandor rojizo se alzaba frente a mi, luego, nuevamente la oscuridad. Así era siempre, o al menos eso creía. 

Volví a despertar y no llovía; sólo se escuchaba el trinar de los pájaros pero no estaba segura de que realmente fuera aquel el sonido, porque ¿desde cuándo podía asegurar que había escuchado cantar a las aves?, bien podía tratarse del sonido de la muerte viniendo al fin a recogerme, eso si es que ya no estaba muerta. Al fin de cuentas, ni siquiera el sonido de mi voz podía recordar. 

No estaba segura de nada y por alguna extraña razón no podía estarlo. 

Abrí mis ojos y observé a mí alrededor; la vegetación abundaba y  todo era completamente verde; allí me encontraba sin recuerdos y sin memoria sobre quién y qué era. Alcé mis manos y pude observarlas. Un pánico inexplicable se inundó en mi cuerpo. Estaba temblando con tan sólo observar mis manos como si de pronto ellas fueran portadoras de una horrible verdad, por eso las dejé caer a mi lado. Entonces, por primera vez desde que podía recordar yo era consciente de mi cuerpo, consciente de que tenía extremidades, de que mi cuerpo a penas y respondía debido a lo cansada que me encontraba. Era consciente del cansancio. 

Era consciente de todo, y a la vez de nada.  

A penas logré ponerme en pie. Mis ropas estaban rasgadas y sucias a causa de la humedad y el barro del suelo y no podía explicar el porqué parecía haber salido de una especie de campo de batalla. La tela negra se apegaba a mi piel aferrándose como si fuera su ultima oportunidad de sobrevivir, aún así no era consciente de hacía cuanto tiempo portaba esas prendas; debía de ser hacía mucho, porque el vestido ya no lo parecía, poco quedaba de lo que seguramente había sido en su momento. Inspeccioné todo lo que además portada, un anillo con una extraña inscripción; no era capaz de saber lo que allí decía. También llevaba conmigo un cuchillo con una empañadura de oro. Lo guardé en la bota y caminé. 

Mi mente era un completo caos y yo sentía una considerable confusión emocional. Comenzaba a desesperarme por no comprender qué había ocurrido y entonces sentía que una furia se apoderaba de mí y no podía evitarlo, sucumbía en mi cabeza un instinto desesperado por tranquilizarme y dejar de sentir esa despreciable ignorancia y debilidad; luego la oscuridad volvía y yo ya no sabía qué había ocurrido pues al despertar me encontraba aún más lastimada y más confusa. 

Esos fueron los primeros recuerdos que albergó mi mente, los lapsos en que yo parecía despertar de un trance que mi mente no era capaz de comprender.

El tiempo transcurrió y lo cierto es que nunca comprendí como pude controlar esa furia interna, yo era una criatura errante en un mundo de criaturas mágicas, una criatura que por más que intentaba averiguar algo de sí misma no lograba asimilarse a ninguna otra raza existente. Viaje por muchos lugares sola, perfeccionando mi supervivencia, mis fuerzas y las habilidades que yacían inherentes en mi persona, descubrí que después de semanas sin alimentarme, los trances volvían a ocurrir y al despertar me sentía saciada, pero agotada y malherida; no necesitaba dormir, pero sí pasaba a veces, semanas completas refugiada en alguna cueva solitaria intentando controlar la impotencia que se albergaba en mi por no saber siquiera como alimentarme o cómo controlar esas lagunas mentales que me dejaban inconsciente quien sabe por cuanto tiempo.

Todo cambió cuando después de despertar un día de mi habitual inconsciencia. Le vi frente a mí observándome con curiosidad. Mi cuerpo se tensó ante su presencia y mi posición de alerta no pasó desapercibida por él, tardamos interminables minutos en comprender que éramos inofensivos, ambos estábamos gravemente heridos. 

Su nombre era Talbot Conwell, un vampiro aristócrata al cual yo había atacado en mi momento de frenesí; me dijo que yo era un híbrido, seres que nacen de la unión de dos razas pero que sin embargo, era la criatura más extraña que él había visto hasta entonces; dijo que jamás había presenciado ni escuchado sobre un mitad elfo mitad vampiro, que prácticamente era inconcebible. 

Así lo explico él y yo no supe si creerle o no, pero consiguió que me quedara a su lado por mucho tiempo. 

A propósito de la sonrisa estúpida

Cuando le vi la primera vez no me llamó en lo absoluto la atención, como cuando alguien te habla y no te interesa en lo más mínimo. La segunda vez sí, y así comenzó a importarme ya para la tercera vez el querer estar en su compañía. No era querer estar en su compañía porque me gustara o por esas cosas cursis que siempre mi tonta mente piensa, pero si me llamaba la atención. Luego se fue;  yo me pregunté sin mucha preocupación si volvería. No volvió. Lo cierto es que sólo hasta unos días se presentó la oportunidad de contactarlo y lo hice, más que nada en un plan de cordialidad, creo que no tenía ni una intención oculta al respecto. Y así es como todo, absolutamente todo se gira en mi contra, porque ahora pienso mucho en él y me la paso el día preguntándome qué estará haciendo o si va a volver a enviar un mensaje por el whatssap. Y es que odio ser tan enamoradiza, porque cuando la sonrisa estúpida en el rostro se hace presente en mi persona, todo se va al carajo. Yo no iba a ilusionarme, y resulta que en algún segundo comencé a hacerlo y sé que esto simplemente pasará y que él y yo volveremos a convertirnos en dos extraños. Y lo cierto es que no quiero que suceda.

Esto no es ingenuidad

Sé que soy idiota con los hombres, lo tengo demasiado claro, pero no puedo no emocionarme solo un poco cuando él parece mostrar cierto interés. De seguro yo lo muestro y él se ha dado cuenta porque lógico que he de ser demasiado evidente, pero no me culpen ni me juzguen si no me hace feliz el hecho de que (un poco por medio de indirectas), él me haya invitado a salir. No es que haya sido la invitación más formal ni romántica ni de todas esas cosas, fue solo una pregunta, hasta incluso puede pasar por una vil invitación social amistosa. Pero eso, y todo esto no me importa porque simplemente quiero seguir riéndome tontamente.

20 de mayo de 2014

Sinceridad

No quisiera aparentar algo que no soy. De verdad no quisiera. No al menos contigo.

No es que quiera aparentar algo que no soy verdaderamente, lo que sucede es que la mayor parte del tiempo no sé muy bien quien soy en realidad.

19 de mayo de 2014

Eir Asgrimdottir.


Tenía 16 años cuando mi padre se murió. Se fue sin más una mañana del 23 de noviembre luego de dejarme en la escuela como cada día. Dijeron que había muerto de forma instantánea por lo que no había sufrido, pero yo no me lo creí jamás. Porque no podía creer que su rostro desfigurado por el impacto del choque no le provocasen siquiera la sensación de pánico de que iba a morirse. No era concebible.

No le vi el rostro desfigurado, no me permitieron hacerlo así que su ultimo recuerdo debería de haber sido el de esa mañana en cuando me beso la mejilla y me dijo que me amaba.

"Hei, haz que Phetersson se cagué en sus pantalones de la emoción" había dicho al momento en que salí del coche. Yo solo había entornado los ojos ante su tan característico ánimo "Mucha mierda, Eir" finalizó con la voz elevada por sobre la ventanilla mientras que yo salía de espaldas con el bolso al hombro y elevaba mi mano con el pulgar alzado. La noticia me llegó antes de que pudiera presentar mi composición, la primera de verdad. Dijeron que tan sólo me había desmayado y que cuarenta minutos después, desperté.

No recuerdo haber llorado hasta el día en que hablé con Geir sobre él, aunque técnicamente él me obligó a contárselo y la verdad, es que he de suponer que él simplemente ya lo sabía para aquel entonces.

Yo podía soportar la jodida muerte de mi padre, podía soportar odiar a mamá y podía soportar que mi familia creyese que era una cría que desperdiciaba su vida. Pero no era tan fuerte, no fui capaz de soportar que Geir me mintiera, ni mucho menos pude soportar no saber todo sobre él como él lo sabía de mi. Me hacía sentir vulnerable, débil y yo, yo no quería jamás volver a ser débil frente a alguien. Por eso, esa noche luego de que hiciéramos el amor y durmiera abrazado a mi, me solté de su agarre a primera hora de la mañana y me marche; me marche lejos de él. 

11 de mayo de 2014

De eso que se repite a menudo

¿Cómo se supone que voy a sobre ponerme a todo esto que hay en mi espalda?, ya sé que soy una cobarde, una persona que se la pasa quejándose de lo que  le sucede y que hace poco y nada por remediar las cosas; a veces soy así no podría mentirme a mí misma. Es sólo que me gustaría un poco de ayuda que no implique tener que buscarla yo misma. Es la soledad la que me derrumba; siempre lo ha hecho. 

8 de mayo de 2014

No es lo mismo, pero es igual.

Sabes, Antonela y yo nos hemos acabo de percatar que hoy es tu cumpleaños. Incluso ante la duda que se embargó en el pensamiento de ambas, yo en lo personal me di la molestia de corroborarlo; Antonela no estaba de acuerdo.Y creo que ahora sé porqué, considerando que ella te quería tanto. No pudo ser sino porque me encontré con demasiado, me encontré llena de recuerdos y de palabras que pensé que había olvidado y que estoy segura de que Antonela aún los rememora inconscientemente en sus sueños. Me siento un poco mal por hacerle volver a esto,  por hacerle recordar. Pero supongo que estas cosas pasan cuando tu vuelves así como de la nada. 

Es lindo que hayas vuelto, creo que ella siempre te ha necesitado. tal vez incluso más que yo. 

Feliz cumpleaños, Gonza. 

Sólo se está

Hay una ligera impresión no tan solo en la mente sino también en el corazón - de pre adolescente solía representar los corazones con símbolos en vez de palabras -, en el corazón y en la mente hay ese grito desesperado que es silencioso, que el silencio que lo significa tanto para ese grito va haciéndose cada vez más y más fuerte. Allí es cuando aparece el blanco, o el negro o simplemente podría tratarse de cualquier otro color (por que no azul o amarillo), ese color que no es más que la nada. El sistema está haciendo corto circuito en el todo el cuerpo y hasta ahora no se había percatado.