19 de agosto de 2013

Otra vez

La fiesta se acabó. Las mujeres más lindas se fueron primero, después se fueron los amigos.
Ebrio, tambaleante parado en el medio de la pista, reconocí los primeros acordes de una canción famosa en mi adolescencia y decidí salir al frío cristalino de la calle.
Ahora espero el 65 agarrado al caño de la parada, siempre lo mismo, sé que estoy en una noche clónica de aquella en que las emociones fueron esenciales.

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