25 de junio de 2014

Carta III

Querido Manuel

Te he escrito un testamento con mis pesares. Pero ya que estamos con el tan sobre valorado amor, las palabras se me vuelan y aun así siento que soy incapaz de expresar todo lo que mi ser siente, no sólo ahora, sino siempre. 

Por cierto, no te preocupes por la tardanza, eso me da a entender que eres consecuente con tu tiempo, con tus responsabilidades. Te comprendo con eso de los exámenes y demás cosas pues ya sabemos ambos que caminamos más o menos por el mismo sendero. Yo mañana (hoy) tengo mi ultima prueba de mi curso de ética y pues aquí me encuentras, dándole prioridad a mi tiempo de ocio; facebook por aquí y por allá, visualizando el wassap del chico que me tiene los nervios a punto de estallar a cada instante, pensando cosas y escribiéndote. 

De todas formas no estoy preocupada por la prueba de mañana, es un ramo bastante liviano ciertamente, o no sé si yo le estoy catalogando irresponsablemente. Son muchos los contenidos pero no me siento preocupada y eso que no he estudiado nada (literalmente nada) No sigas jamás mi ejemplo, por favor. 

Respecto de lo que me comentas, sobre que te sentiste identificado con ambas frases de mis cartas, es complejo ¿sabes?, yo de por si soy un personaje complicadísimo y creo que eso es parte de mi esencia, no sería quien sin mis crisis existenciales, sin mis constantes e insaciables cuestionamientos a todo. Hubo una vez alguien que me dijo "Piensas demasiado" y resultó ser que tenía toda la razón del jodido mundo, pero así soy, no consigo dejar de pensar. 

Te dije que me había en cierto punto acostumbrado a perder porque supongo que las cosas nunca me han salido como yo he esperado que salgan; no me quejo mucho de mi vida lo que no significa por ningún motivo que no lo haga, es sólo que tal vez me hubiese gustado a estas alturas de mi vida haber tenido más experiencias sobre mi espalda, haber tenido el valor de hacer las cosas que siempre quise hacer y sé que para algunas aun hay tiempo, pero para otras simplemente se me fue la oportunidad. 

Sabes una cosa, Manuel. Me ha hecho mucho eco el que digas que no te va tan bien en asuntos del amor. A mi me ocurre lo mismo. Me ilusiono, me ilusiono demasiado rápido que a veces incluso me siento realmente tonta por hacerlo; es como si de pronto yo tuviese diez años y me enamorara del primer hombre que me dice "Hola", sí, es una completa exageración, pero hubo un tiempo en que realmente me ocurría (no con el "Hola" claramente). 

Hoy en día he conseguido volverme más fría, tiendo a no esperar mucho de los hombres porque siento que no he sido hecha para ser la chica con el papel protagónico y es por ello que antes te decía que no espero a un príncipe azul, sólo espero esa gran historia, ese algo. Y con esto te digo, en mis 24 años de vida jamás he mantenido una relación formal con nadie. Como dirían mis padres, es como si se me estuviese a punto de pasar el tren. 

Y tal vez es por ello que estoy tan "enferma" al respecto del ultimo sujeto que entró en mi vida. Estoy un manojo de nervios porque no quiero que él me comience a gustar más de lo que ya me gusta porque ahora él me ignora y yo ya me cansé de ser quien tome la iniciativa por él. Iniciamos algo en lo que fuimos demasiado rápido quemando las etapas, hasta diría que nos saltamos algunas. 

Nos conocimos, nos saturamos hablando del uno y del otro y ya luego no quedaba más que tirar las cartas sobre la mesa para que todo no se volviera tedioso. Nos dijimos que nos interesábamos mutuamente y él se retiró luego de decirme que yo le gustaba (hasta allí estábamos cuando te escribí la segunda carta)

Pero entonces insistí, porque creí que él valía la pena y luego de al fin decidirnos a salir un día, resulta que ahora ya no me habla pero tampoco me ha alejado de su vida como si de pronto él fuese el típico hombre que sólo quiere conseguir un revolcón. Pienso que hasta incluso sería más fácil para mí que fuese ese tipo de hombre, al menos no estaría con tanta incertidumbre de por medio. 

Imagínate si estuviese completamente ilusionada con él, supongo que no sería capaz de contarte todo esto de ser ese el caso. Supongo después de todo, que lo que me ha afectado es el orgullo. No quiero ser yo la que se quede pensando en él, tampoco es que espere ser la chica mala de la película y destrozarle el corazón, pienso que hasta incluso me bastaría con un consenso. 

En fin, que sólo te escribo todo lo malo, como si pañuelo de lágrimas fueses; pero no sé, creo que me inspiras confianza, de esa confianza no convencional, sino de aquella que te dice que conseguirán comprenderte al menos un poco. 

Un tremendo abrazo fraterno. 

Pd: Yo confío en que tu "no sé qué" con esta chica pueda perdurar. Elevaré mis plegarías a los astros para que todo te vaya de maravilla con ella. 

Pd II: Mil felicitaciones por tu publicación. Tendré que pedirte un autógrafo.

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