15 de junio de 2014

Carta II

Querido Manuel, 

Retiro lo dicho en el primer correo, pienso que es más complicado escribir una segunda parte; quizás mi estado de ánimo tenga un poco que ver en todo esto, pero siempre estoy echándole la culpa al estado de ánimo, así que directamente no sé si habrá mucha razón en ello, después de todo podría comenzar a escribir sobre cualquier cosa en el mundo y ya estaría; pero ese es el problema, ¿qué vas a escribir?

Culpa al corazón quien se antepone a la realidad, a la objetividad, a la frialdad; se antepone a sabiendas de que será dañado. 

Culpa a mi ingenuidad, que siempre está creyéndose todas las frases bonitas así sin más. 

Culpa al orgullo y al pesimismo; porque gracias a ellos no soy capaz de ir y buscar lo que podría a haber sido una gran historia. Quizás es que me he acostumbrado a perder en cierto sentido. 

Pero por sobre todo, culpalo a él, quien se ha acobardado al notar que su propio corazón empezaba a sentir.

Como te darás cuenta soy bastante cursi. Y sí, estoy media enojada media triste por líos de amor. Tal vez no esté esperando a mi príncipe azul pero sí espero algo. Algo grande, y creí en un momento que con esta persona realmente podía resultar ese algo. Es como si tuviera tanto que entregar y está allí, dentro de mi conteniéndose. Odio ser así, odio tener que depender de todo esto.

¿Te sorprende el que haya mencionado a Sartre?, las cartas al Castor ¡son esplendidas!, me gustan mucho no sé, me provocan una sensación de tanta complicidad, es al fin de cuentas el inevitable anhelo de tener una gran historia, tener a esa persona a la cual le escribes por el puro placer de escribirle (como dice Sartre en una de las mismas cartas) aunque no tengas nada que decir y terminar escribiendo cuatro hojas. 

¿Qué me dices de ti?, ¿Algún amor épico el cual mencionar?, de seguro que sí, siempre los hay, como escribió Pizarnik "Y quién no tiene un amor?,¿quién no goza entre amapolas?"

Un abrazo gigante.

No hay comentarios: