28 de octubre de 2012

La sed es insaciable. Siento que quiero beber más y más este brebaje amarillento y al mismo tiempo ya no quiero más. Creo que el té nunca se me había hecho tan apetecible y saturable al mismo tiempo. 
Supongo que deberé de ir por un vaso de agua helada, aunque eso signifique luego que se me templen los dientes. 

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