23 de agosto de 2012

Se llama, (me llamo) Sebastián

Ya ni me acuerdo cómo diantres le encontré. O sea, lo escuche por youtube claro, luego me fui a su página y empecé a psicopatearlo por las redes sociales, o sea ni tanto en realidad, porque sólo tengo facebook y este solitario blogger. El punto, es que me cautivo.

El muchacho este es Sebastián Sotomayor, un loquito que en su página web tiene una biografía bien chora que nos relata cómo es que termino haciendo música. Tiene dos discos a la fecha que en algún momento se podían descargar pero ya no, así que tampoco es que haya escuchado gran repertorio, pero lo que hay es bastante bueno diría yo. 




En su ultimo disco, titulado creativamente como "Adiós Vesícula mía" (El primero se llama salvador) trata temas súper amplios de la actualidad; las letras hablan, por ejemplo, del matrimonio homosexual, el suicidio colectivo respecto al modelo económico que nos corroe y sobre los vegetarianos, la intervención de los cuerpos y un sin fin de cosas que podrían considerarse como tabú.





Toda esta palabrería el seba la relata de una manera muy entretenida en sus canciones, pero al mismo tiempo con la seriedad necesaria y que provoca al final del día una sensación que es difícil de explicar, porque si me lo preguntan, no sabría como describir la música de este tipo; sólo me quedo con esos tonos que suben, bajan y vuelven a subir, con su forma de cantar que no es la mejor pero que de repente te habla entremedio de la canción manteniendo el ritmo, con harta intervención del teclado y de cuerdas. El Seba no es el típico cantautor que tú escuchas y piensas que será grande, hasta él mismo lo pronuncia así en facebook e imagino en sitio en que tenga oportunidad, como leseando y no tan leseando, no sé; el Seba es el loco que vas a escuchar, te enamorarás por cinco segundos y luego olvidaras porque no es el que va a ir a sonar en la radios. Es como el típico cantautor de grupos selectos con un publico fiel que de seguro le sigue desde los inicios. La música del Seba Sotomayor es la que tu quisieras que todo el mundo conociera, pero que tus amigos no escucharan más allá de lo que tu les muestres. Yo espero que no pase aunque mis amigos tampoco lo van a escuchar, pero esperemos que este cabro nos siga deleitando con su no tan convencional forma de baladismo social y para nada romántico ni cursi, como se podría pensar a primera vista.


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