Lupita Cascarrabias odiaba el ego, prefería pensar siempre que la humildad ante todo era el camino correcto pero ¡que va! que le dijeran ciertas cosas a veces le ponía el ánimo por sobre las nubes y sólo quería que la halagaran una y otra vez y si no recibía la aprobación que quería la cascarrabias se hacía notar por el vecindario. Cuando se dio cuenta de ello, ya era demasiado tarde. Lupita, Lupita, algún día te han de bajar de esa nube, le decía la parte sensata de su mente, y ella se tapo los oídos de forma mental y siguió adelante. -Lupita, deberías ser escritora - ese fue el último halago. hasta que tres palabras hicieron el click.
"Redacción bastante deficiente"
El mundo de Lupita Cascarrabias se calló, junto con su ego de la nube, junto con sus ánimos. ¿Moraleja? No hay ninguna moraleja, Lupita Cascarrabias creía que podría ser escritora, pues yo no soy ni creo ser una buena consejera. Allá, interprete el público.
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