Respira.
Un sabor amargo se pega a las paredes por las cuales transita el escaso aire al cual se aferra para no decaer, para no sucumbir ante la derrota que todo esto le supone. Siempre será la culpable y no hay forma de que pueda remediarlo, después de todo a nadie siquiera se le ocurriría creer el dolor que le produce.
Pestañea un par de veces, vuelve a respirar pausadamente. Piensa.
Tampoco es que quiera demasiado, bueno sí, puede que sí, pero le bastaría un poco de consideración. ¿No se supone que ven el esfuerzo, el cansancio, los logros? ¿entonces porqué? No va a llorar, lo ha decidido, no más por ella, ni por ellos; quiere salir de la burbuja que le aferra a no tomar decisiones, salir de una vez del ámbito de protección; sabe, que debería en realidad, exigirles,dar un vuelco a las cosas, pero aunque lo hiciese ellos no le escucharían, jamás lo hacen, nadie lo hace, por más que se empeñe en gritarlo a los vientos.
No va a llorar, por más que esta soledad que comienza, se involucre en su vida.
1 comentario:
Si la soledad pretende involucrarse en tu vida no podrá hacerlo, porque yo siempre estaré para espantarla. Lo sabes.
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