Hace tanto, tanto tiempo que no lo conseguía; porque no quería, porque me reprimía, porque simplemente no quería que sucediese, y sucedió. No podía parar y ni siquiera sentía el anhelado desahogo. Había tanto que aún quería decir, gritar, quería seguir llorando más y más.
Ahora todo es extraño, no me siento ni mejor, ni peor. Todo sigue siendo un asco.

No hay comentarios:
Publicar un comentario