10 de febrero de 2015

Nunca sé despedirme de ti.

Nunca sé despedirme de tí, siempre me quedo con el frío de alguna palabra que no he dicho, con un malentendido que temer, ese hueco de torpe inexistencia que a veces, gota a gota, se convierte en desesperación.

Nunca se despedirme de tí, porque no soy el viajero que cruza por la gente, el que va de aeropuerto en aeropuerto o el que mira los coches, en dirección contraria, corriendo a la ciudad en la que acabas de quedarte.

Nunca sé despedirme, porque soy un ciego que tantea por el túnel de tu mano y tus labios cuando dicen adiós, un ciego que tropieza con los malentendidos y con esas palabras que no saben pronunciar.

Extrañado de amor, nunca puedo alejarme de todo lo que eres.

En un hueco de torpe inexistencia, me voy de mí camino a la nada.


Luis García Montero

1 de febrero de 2015

Querido Manuel

Es de locos. Todo esto que viene y va, día tras día, minuto tras minuto. 

Resultaría tedioso explicar mi inagotable descontento frente a la realidad que me embriaga. Sí, sería desconsiderado atribuir a lo que sea que rige el mundo, las vidas y los hechos, tan solo rachas de mala suerte hacia mi persona pero así como un pobre diablo dijo, quizá uno muy inteligente o sabio, el ser humano suele destacar lo negativo por sobre las buenas cosas. En estos momentos no me apetece si quiera tratar de ver el lado amable y creo que nunca he querido hacerlo. Digo a todo el mundo que odio la auto compasión y seguramente eso se deba a que yo soy una de esas no queriendo serlo; una de esas que se queja de todo y por todo, y entonces me convierto en la amargada, en la gruñona, en la mujer a la que le falta un novio y todos esos apelativos que te suelen atribuir tu familia, la cual por cierto, jamás se ha dignado siquiera en tratar de entenderte un poquito. 

No soy amargada, yo lo sé y con eso me basta, pero aún así veo injusticia en mi vida. Una injusticia inexistente realmente. Es solamente desconformidad.

¿Tu crees en dios?, yo a veces, la mayor parte del tiempo sí. pero no suelo dejar en sus manos el destino, no considero mucho que exista un plan, llámalo divino, de su parte para con nosotros y entonces entro en una disyuntiva, porque quisiera creer que si lo hay. Quizá así todo sería más fácil, pero mi indudable creencia en el libre albedrío me arroja por la borda toda excusa que quiera otorgar a mis malas decisiones y a lo paupérrimo que me resulta todo, casi todo lo que hay en mi vida. 

Y así, esto más que una carta parece una declaración sobre todo lo malo, y aunque de verdad no lo crea, no lo ha sido del todo.

¿Cómo contarte los últimos meses sin caer en lo tedioso?, quizá debería hacer una lista. Creo que se me da bien hacerlas. Pero algo me detiene y no sé exactamente que lo que es.

Ya sabes algo sobre las cosas mundanas de la vida. La universidad (me he cargado un año más porque no he conseguido que me dieran la clínica), el trabajo estuvo bien un tiempo (trabajo que desde año nuevo no tengo), las relaciones interpersonales son más complejas de explicar, los amigos (escasos siempre) siguen tal cual como les recuerdo. He bebido bastante los últimos dos meses, quiero suponer que no se debe a que lo necesite para olvidar sino más bien sólo por mera convergencia social. He vuelto a escribir y hace dos semanas estaba segura de que había dejado por completo de leer pero he retomado las ganas con una novelita policíaca que pintaba muy bien pero que ha tenido un desenlace que me ha desanimado.

Me gusta que estés bien. me gusta que a pesar del año de mierda que has tenido, hayas resaltado todo lo bueno. Me gusta esa clase de optimismo y no es que me guste en todas las personas, sólo es que por alguna extraña razón me gusta que seas tu quien lo sienta.

Y por supuesto que me gusta que a tu corazón haya llegado alguien nuevo. Podría actuar de pájaro de mal agüero incitándote a no ilusionarte, considerando que la ultima vez que te alenté en una relación todo terminó en catástrofe pero que más da. Si soy portadora de  alguna especie de karma y te lo estoy contagiando espero no te enteres demasiado nunca (aquí es cuando te ríes) (Y cuando acaba mi carta)

Te quiero. Un abrazo fuerte (de esos como cuando nos conocimos)

PD: mándame un audio un día de estos.