Mientras los demás palean el calor en la frescura del patio Antonela sigue refugiada en su habitación. Ella siempre lo ha sabido, pero yo hasta ahora no lo había sopesado en su máximo esplendor, o puede que sí y tan sólo lo había olvidado.
Antonela sabe que ella es parte de aquella familia tanto como no lo es; sabe que no pertenece y que al mismo tiempo allí está. Disidente, ese siempre ha sido su rol, no sé como no me di cuenta antes de ello.
De verdad siento que ella siente tantos deseos de desaparecer y desligarse de todo. Es el mismo deseo de que todo esto no fuese así y que entonces pudiese pertenecer a una familia exenta de rencores.
Yo lamento más que sea una completa cobarde y no decida desligarse de una buena vez por todas. Aunque le duela y se sienta sola al principio.
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