23 de abril de 2014

Lo sé

Mi hermano podía intentar averiguar lo que me estaba ocurriendo. Obviamente no iba a decirle lo que sentía incluso si eso me ayudaba a averiguarlo. Ya me había ablandando lo suficiente en mi cabeza como para querer comenzar a exteriorizarlo. 

Y aún así, no lo comprendía; esto, no comprendía el por qué de esto. 

No comprendía el porqué de un momento, segundo, instante a otro tu estabas presente allí. En el único sitio que siempre me había pertenecido solamente a mi. Mi mente. 

Bastaba notar que mi respiración se aceleraba más de lo que pudiese recordar jamás cada vez que estabas allí o que debiendo estarlo no lo estabas. Y es que lo cierto es que ya lo sabía todo, no comprendía, pero si lo sabía. 

Todo. Absolutamente todo.  

Desde el primer instante en que vi tus ojos, desde la primera vez en que sentí aquella preocupación, desde el primer momento en que odié tu arrogancia extrema. Desde todos esos primeros momentos supe que iba a odiarte por convertirme en algo que nunca había querido ser, por hacerme sentir que eso que se supone es tan maravilloso se  convirtiera en un martirio absoluto, en algo que sólo me haría dudar de quien se suponía era. 

Lo sabía, siempre lo he sabido, sabía el motivo pero no estaba lista para aceptarlo. No sé si lo estaré algún día, porque ese día aceptaré que me hayas convertido en alguien vulnerable por ti.

Y eso, eso simplemente no puedo aceptarlo.

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