Él y yo jamás seremos una buena combinación.
Creí un segundo, más de un segundo en que tal vez sí podríamos serlo, pero él jamás pensó en mí como yo lo hice. Odié y odiaré por siempre sus monosílabos y también su maldita felicidad.
Lo escribí una vez, me gusta, pero no lo suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario