"Ve a trabajar, envía a tus hijos a la escuela, sigue la moda, actúa normal, camina por el pavimento, mira T.V., ahorra para cuando seas viejo, obedece la ley. Repite después de mi: Soy libre"
28 de diciembre de 2011
Libertad.
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Emociones,
Reflexiones del autor
14 de diciembre de 2011
Autorretrato. (Intento)
Hola, soy Marjorie, pero puedes llamarme Maggie; sí, como Maggie Simpson. Tengo dos décadas y algo, que a veces me deprimen pero que la mayoría no me importan; aunque todo eso, es un detalle.
Ochomesina. Cesárea. Piti ciega de nacimiento.
Por inercia, todos los días al despertar más de una lágrima abandona mis ojos. Me embriago con facilidad (mentira) y me enfado con la misma. Siempre tengo los pies helados y me encanta andar descalza en casa (en invierno uso calcetines)
Un cigarrillo antes de dormir como vicio irrenunciable.
Escribo en los parques, a veces, aunque nadie jamás entiende lo que trato de decir en mi croquera, no precisamente porque tenga mala letra. Eso me gusta. Dicen que soy extraña, algo friki, depresiva. Diferente.
En invierno prefiero el calor y en verano el frío, aunque lo cierto es que soy fiel amante de los anhelados otoños que año tras año desaparecen. Considero más trauma tener que salir de la ducha en invierno que de la cama. La mayoría de las veces resentida social. Políticamente más o menos incorrecta. Ciudadana promedio. Sexualmente correcta (bajo los cánones establecidos por la sociedad hace muchos años), No sufro de homofobia ni Heterofilia ni tampoco podría considerarme un heteroaliado por todas las de la ley; aunque existen ciertas discrepancias en mi mente al respecto.
Amistosamente volátil, partidaria de las excepciones. Soy fea e irónica, intento ser irónica.
Cobarde en extremo. Inteligencia promedio. Mi madre dice todo lo contrario y yo le creo (un poco). Bueno, hace mucho no lo dice.
Hipersensible frente a la miseria que nos imponen, aunque demuestro lo contrario. En más de una ocasión me han tachado de insensible. Intento ser Realista, no obstante siempre terminar soñando, incluso lo que no debería.
Familiarmente disidente, oveja negra, hija prodiga. Una extraña mezcla a la que no le busco explicación. Generalmente prefiero ser calculadora, aunque termine siendo impulsiva siempre. No creo mucho en el destino, ni en el amor a primera vista, tampoco en la Iglesia.
Orgullosa en demasía. Celosa poco dramática. Mi color favorito es el verde, pero no soy ecologista ni nada por el estilo, aunque me preocupe un poco eso del calentamiento global (que no es lo mismo pero es igual). Escribo sin culpas, hago desprecios, miento, pienso más de la cuenta.
Me duele el desprecio. Poseo una pisca de rencor. Me desenamoro tan fácil como me enamoro. Romántica oculta tras películas de amor y frases cliché que no son tan clichés.
Le temo en extremo al dolor (gallina) y a la soledad absoluta, a pesar de que no me gustan las malas compañías. Vida aburrida y poco interesante.
Ochomesina. Cesárea. Piti ciega de nacimiento.
Por inercia, todos los días al despertar más de una lágrima abandona mis ojos. Me embriago con facilidad (mentira) y me enfado con la misma. Siempre tengo los pies helados y me encanta andar descalza en casa (en invierno uso calcetines)
Un cigarrillo antes de dormir como vicio irrenunciable.
Escribo en los parques, a veces, aunque nadie jamás entiende lo que trato de decir en mi croquera, no precisamente porque tenga mala letra. Eso me gusta. Dicen que soy extraña, algo friki, depresiva. Diferente.
En invierno prefiero el calor y en verano el frío, aunque lo cierto es que soy fiel amante de los anhelados otoños que año tras año desaparecen. Considero más trauma tener que salir de la ducha en invierno que de la cama. La mayoría de las veces resentida social. Políticamente más o menos incorrecta. Ciudadana promedio. Sexualmente correcta (bajo los cánones establecidos por la sociedad hace muchos años), No sufro de homofobia ni Heterofilia ni tampoco podría considerarme un heteroaliado por todas las de la ley; aunque existen ciertas discrepancias en mi mente al respecto.
Amistosamente volátil, partidaria de las excepciones. Soy fea e irónica, intento ser irónica.
Cobarde en extremo. Inteligencia promedio. Mi madre dice todo lo contrario y yo le creo (un poco). Bueno, hace mucho no lo dice.
Hipersensible frente a la miseria que nos imponen, aunque demuestro lo contrario. En más de una ocasión me han tachado de insensible. Intento ser Realista, no obstante siempre terminar soñando, incluso lo que no debería.
Familiarmente disidente, oveja negra, hija prodiga. Una extraña mezcla a la que no le busco explicación. Generalmente prefiero ser calculadora, aunque termine siendo impulsiva siempre. No creo mucho en el destino, ni en el amor a primera vista, tampoco en la Iglesia.
Orgullosa en demasía. Celosa poco dramática. Mi color favorito es el verde, pero no soy ecologista ni nada por el estilo, aunque me preocupe un poco eso del calentamiento global (que no es lo mismo pero es igual). Escribo sin culpas, hago desprecios, miento, pienso más de la cuenta.
Me duele el desprecio. Poseo una pisca de rencor. Me desenamoro tan fácil como me enamoro. Romántica oculta tras películas de amor y frases cliché que no son tan clichés.
Le temo en extremo al dolor (gallina) y a la soledad absoluta, a pesar de que no me gustan las malas compañías. Vida aburrida y poco interesante.
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Emociones,
Reflexiones del autor
11 de diciembre de 2011
Una gran burbuja a mi alrededor
8 de diciembre de 2011
Something to believe in
We stumble into our lives, without a hand to hold. And any wonder; we need to find. A certain something, certain.
7 de diciembre de 2011
Dos y dos son 5
Cierto que el hombre sólo se ocupa en la busca de ese «dos y dos son cuatro», cruza océanos, arriesga su vida en este empeño..., pero les aseguro que teme encontrarlo, pues cuando dé con él, ya no tendrá nada que hacer. Terminado su trabajo y recibida la paga, los obreros se van a la taberna, y luego completan la noche de esparcimiento de modo que tienen para toda la semana. Pero nuestro hombre es muy diferente. Se observa en él cierta desazón cada vez que alcanza uno de sus objetivos. Desea aproximarse a la meta, pero cuando llega, no se siente satisfecho. Esto es verdaderamente gracioso. Y es que el modo de ser del hombre es algo tan cómico como un buen chiste. En fin, sea como fuere, eso de «dos y dos son cuatro» es algo sumamente desagradable. Yo lo calificaría de procaz. «Dos y dos son cuatro» nos desafía con insolencia. Con los brazos en jarras se planta en medio de nuestro camino y nos escupe al rostro. Admito que eso de «dos y dos son cuatro» es una cosa excelente; pero puesto a alabar, les diré que «dos y dos son cinco» es también, a veces, algo encantador.
Fedor M. Dostoievski
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Literatura,
Parafraseando
2 de diciembre de 2011
El Quimérico Inquilino
"-¿A partir de que momento el individuo deja de ser aquello que se entiende como tal? Me arrancan un brazo, muy bien. Entonces digo: yo y mi brazo. Me arrancan los dos, y digo: yo y mis dos brazos. Si me amputan las piernas, digo: yo y mis miembros. Y si me despojan del estomago, el hígado y los riñones, suponiendo que eso fuera posible, digo: yo y mis visceras. Pero si me cortan la cabeza: ¿que podria decir? ¿Yo y mi cuerpo, o yo y mi cabeza? ¿Con que derecho mi cabeza, que no es un miembro después de todo, se arrogaría el titulo de "yo"? ¿Porque contiene el cerebro? Sin embargo hay larvas y gusanos que, al menos que yo sepa, no tienen cerebro. Para estos seres, entonces, ¿existe alguna parte de sus sesos que pueda decir: yo y mis gusanos? "
(El Quimérico Inquilino -Roman Polanski 1976-)
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