20 de enero de 2011

Año nuevo, vida nueva?

Recuerdo que cuando recibí la noticia de pasar año nuevo en medio de la nada con mi familia, el mundo se me vino abajo y prácticamente juré que no iría; fuese al costo que fuese.
A una semana de la fecha, ya estaba decidido que iría.

En sí, no es que fuese una mala decisión, o incluso más, una decisión obligada; fue más que nada algo naciente de mi persona, problemas de salud de mi abuela y un sentimiento que me hizo decirme ¿Cómo no ir?

Pero la historia es más bien otra, otra que en realidad no es más que la misma de siempre. Te das cuenta, a medida que tu alma se vuelve más robotizada por la sociedad que hay ciertas cosas que nunca cambiaran, otras que se van descubriendo con pequeños destellos de verdad, otras que no puedes decir y que siguen sin poder rebelarse. De todas ellas han ocurrido en pleno ingreso del nuevo año.

Aquí es donde desecho el dicho "Año nuevo, vida nueva", si para nosotros es prácticamente imposible. No podemos llegar y olvidarnos porque somos materialistas, porque somos humanos, porque sentimos sufrimos y nos dan ganas de pelear, de discutir, de inmiscuirnos en esos asuntos aunque no nos conciernen directamente.

Tratamos de hacer un bien, provocar una alegría, una sonrisa y recibimos lo peor, recibimos un mensaje indirecto diciéndonos "Hey! dense cuenta que no cambiaremos, que no nos interesan".

Fue una linda noche de año nuevo, fueron días llenos de rabia y dos semanas llenas de nostalgia. Como para repetirlo.

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