Yo podría tratarle como a cualquiera, ignorarle si es necesario; pero me resulta imposible. No le conozco y me intriga aquello, me conmueve y logra que una sonrisa estúpida se forme en mi desapercibido rostro; no me deja pensar.
¡Me conduce a nuevos sueños incrédulos! de esos que hacen que en la realidad nada de lo anhelado se cumpla, de esos que logran darte exactamente lo contrario en la vida real.
Nunca antes había sentido tanta precaución al momento previo de expresar cada una de las palabras que saldrían de mi boca, de mis manos, de mis pensamientos. Quería impresionar, aun lo deseo, mas eso me remite a aquella pregunta que reiteradas veces atrás me cuestioné.
¿Acaso me ha de conquistar?
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